Los gobiernos y medios de comunicación están ejerciendo la censura más hipócrita y tiránica de todas las épocas. Contando la fecha con la que se realizó el David, incluso los curas eran mucho menos hipócritas que la chusma contemporánea que me rodea como medusas sin cerebro.
Y si tuvieran cerebro, está podrido. Porque censurar la foto de una estatua que tiene tantísimos millones de visitas al año, es prácticamente ser el hijo de puta más grande de toda la tierra. Un trozo de mierda cabrón.
Lo que yo digo, la humanidad a estas alturas, pide una purga en forma de guerra mundial, una mutación que la haga estéril, una catástrofe nuclear, un gran terremoto o un meteorito que la extermine.
Es repugnante, asfixiante vivir entre tanta mierda y sus mierdosos.
Los puercos censores son los mismos que mueven los hilos de las redes sociales y las telenoticias, así como los que inducen a la chusma a leer mierda.
Pareciera que la gran censura de Facebook (máximo representante del oscurantismo popular), su hipocresía y asfixiante incultura, es lo que alimenta los cerebros de los imbéciles de una forma planetaria.
Estos “periodistas y articulistas” piojosos, junto con las redes sociales, son los que velan por la pureza y la implantación de las ideologías de las democracias convertidas en fascismos purulentos gracias al coronavirus con el que infectaron a la población.
La cosa está muy mal para la inteligencia, la dignidad y la determinación.
El reino de los cielos es solo para los tarados y los cobardes, para los mansos y los ambiguos sexuales. Para los que no pueden trabajar haciendo el más mínimo esfuerzo y para los que no comprenden lo que leen, que son miles de millones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario