martes, 28 de junio de 2011

Los productos televisivos


No existe nada más zafio, vulgar y ofensivo para la inteligencia como los programas de ventas en televisión. Ahí se pasan directamente por el forro de los huevos y por el coño la inteligencia de los humanos. Y está bien porque no existe tal inteligencia (el que yo y un par más seamos inteligentes no hace al hombre inteligente). Así te encuentras que durante media hora están loando estos media-vendedores (que tampoco son inteligentes) un lápiz que repara las ralladuras del coche. Una faja adelgazadora que pone las tetas y el coño en su sitio y un vibrador de mantecas para que gordas y gordos puedan sacarse las grasas de encima sin hacer un puto ejercicio.
Pues deberían saber estos genios del marketing que sus anuncios (incluido el lápiz de mierda) sirven para la masturbación de los hombres y mujeres insomnes y las pajas de niños y adolescentes que empiezan a despertar al sexo. El lápiz porque cualquier humano de estar por casa vería que sirve: bien para metérselo en el coño, bien para metérselo en el culo. Y niños y adultos se hacen pajas mortificantes y compulsivas ante las mantecas de los gordos que vibran en esa base ejercitadora y excitante para adelgazar o bien pueden lubricarse ante la gorda que mete sus tetas en una apretada faja adelgazante. Y todo es para alimentar las necesidades de lo más tirado de la sociedad: el ser humano en general. Cualquiera elegido al azar. La pornografía no es tan necesaria.

Precioso.

Iconoclasta
Buen sexo.

jueves, 9 de junio de 2011

Epitafio 15


Que me pongan dos monedas de bajo valor en los párpados, que no sean para ningún barquero. Que sean para la puta vida, como pago de mierda a una mamada larga y con demasiados dientes.
Y lo que queda...

Buen sexo.
Iconoclasta