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Tras el guiñol o teatrillo de las elecciones (léase erecciones) españolas “Ola de calor 2023”, la España endogámica vuelve a su quehacer diario sin ningún problema ni rubor.
Cada político arribista y sus sectarios se introducen su anal intruder y se dejan caer de nalgas una y otra y otra y otra y otra vez, en un ciclo sin fin. En la performance obscena.
Y claro, se trata de que los esclavos que los aplaudieron, se calzaron el bozal y se pincharon para nada una vacuna que no vacuna, hagan lo mismo en una España Disney.
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