"La verdad es como un león; no tienes que defenderlo. Deja que se pierda; se defenderá a sí mismo”. San Agustín.
En ninguna parte del mundo la verdad tiene la más mínima oportunidad de defenderse, siempre es arrollada por la legalidad, la codicia y la ambición político-religiosa del Estado; pero en España va mucho más allá y se convierte en una lucha fanática ideológica cuyo objetivo es la extinción absoluta.
En España al león le arrancan los cojones y le cortan el pene a la mínima expresión. Le rapan la melena para que se convenza de que nació para ser leona. Y me lo meten en una jaula con espejos hasta que se “auto perciba” guapa.
Lo catequizan en que la verdad o la mentira son cambios de opinión como el Santo Caudillo Homosexual Sánchez predica. Y que la “verdad” es delito de discriminación de género, lo que quiera que signifique semejante estupidez.
Una vez ha conseguido el Ministerio de Igualdad que el león se “auto perciba” como leona, la inscribirán en el equipo olímpico de leonas cazadoras de cebra.
Y ya, el sistema ha funcionado a la perfección.
La extinción de la verdad en España ocupa la mayor parte de la jornada laboral del Gobierno Nazi Penitenciario Homosexual Clima-sanitario. Incluso hay un ministerio con cientos de funcionarios, burócratas, jerarcas y ministros dedicados a ello. No es que suden, porque son alérgicos al trabajo; pero le ponen interés.
Le echan tanto interés y afán, que también están erradicando todo asomo de inteligencia.
San Agustín era un pobre hombre, un infeliz ingenuo.
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