Cuando yo era niño, literalmente me sudaba la polla si bailaban perreando con los huevos asomando por entre las nalgas o simplemente bailaban una sardana. Recuerdo tener cosas más divertidas que ver y hacer en mi infancia.
No sé a qué viene tanta tontería.
Sí que lo sé: es una sociedad tan decadente y tiene tanto miedo de cualquier cosa por su propia ignorancia, que está preocupadísima de que la infancia sea y crezca tan ignorante, homosexual y fascista que ellos, los adultos.
Por ello, porque saben que sus amos nazis del poscoronavirus decretaron tantas aberrantes privaciones de libertad y necesidades biológicas, cualquier muerto de hambre quiere prohibir también cualquier cosa por estúpida y anodina que sea como un baile de maricas.
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