Cuando una dictadura como la española surgida con el coronavirus, decreta sin que nadie se queje, e incluso con los aplausos de la aborregada población; se pierde toda dignidad humana y el poder se empodera para seguir dictando sus decretos mafiosos.
Al menos los franceses se esfuerzan para que al nazismo homosexual sanitario le salgan caros sus decretos de asfixia económica y represión contra la población.
Pero claro, la española es otra raza más dada a un pastoreo indiscriminado y sobre todo, longevo, de largas décadas que suman medios siglos.
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