viernes, 13 de enero de 2023

tg--Violencia y babosas en un viernes 13 Nazi Homosexual Sanitario Español--ic


El águila ha volado amenazante sobre la garza que tomaba el sol en el prado junto al rebaño de vacas; la garza ha graznado molesta y el águila se ha alejado orgullosa a otro prado, supongo que a buscar otra garza que invadiera su territorio y se comiera sus ratones.

El buey le ha dado un testarazo a una vaca que pacía junto a él y he pensado que se habría tirado un pedo. Sé que era un buey por los huevazos que le colgaban, y sé que era una vaca, por las tetas. Soy un auténtico biólogo de campo.

Se masca la violencia en los territorios del Nazismo Español Homosexual Sanitario, el nazismo consigue cabrear incluso a las gallinas, que también las he escuchado un poco revueltas.

Que además sea un viernes 13, de esos que tanto temen los anglosajones, no mejora las cosas. Definitivamente, el incruento y tonto martes y 13 español, el de ni te cases ni te embarques ha sido desbancado por la esnob superchería foránea.

Y mientras esto sucede, en el pueblo una oruga procesionaria que se arrastra como una babosa sin elegancia ni alegría algunas, formada por innumerables y amorfos cabestros con bozal (mascarilla en jerga nazi) acude a su veterinario (médico le llaman) para obtener su baja laboral de una semanita también vacacional por el coronavirus que les cuelga seco por debajo del bozal.

La depresión post fiestas navideñas, debe curarse con reposo.

Hay que reconocer que el invento del coronavirus ha creado grandes ventajas lúdicas y sociales a los cabestros del bozal. Sin él,  y solo con las gripes habituales que colapsaban cada año las urgencias antes de que se decretara el coronavirus, sus bajas no duraban tanto tiempo ni se regalaban tan fácilmente.

Si no fuera por la magnífica violencia de la naturaleza, este viernes 13, sería de una mediocridad espantosa.

En definitiva, es un día ideal para no dejar de masturbarme, como todos los días.

Con una paja, toda esta angustia existencial se diluye entre semen y el humo del cigarrillo y se me entornan dulcemente los párpados en un obsceno relax.

Soy un bohemio convencido.

N.A.: si no he pisado la babosa después de fotografiarla, es porque temía al viernes 13: resbalar, caerme y romperme otra pata. No soy supersticioso, solo más listo que una ardilla de esas que se comerá el águila cabreada.

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