Lo divertido es que desde su propio partido lo denuncian como corrupto, que así se llaman a los que manipulan las leyes y las memorias históricas y las RAM para que no quede nada al azar en los ordenadores.
España es una de esas dictaduras surrealistas homosexual sanitaria (como Macondo, pero sin gracia alguna) donde ocurre todo lo malo que podría ser y la solución es un inocuo e ingenuo manifiesto de esos que se usan cuando el papel del váter se ha acabado en los cagaderos de los tribunales.
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