Los jueces endogámicos, los políticos endogámicos, la aristocracia endogámica, los religiosos endogámicos, los burócratas endogámicos…
Todos ellos de rancio abolengo viejo como el mar follando entre iguales y consanguíneamente si es necesario para eternizarse en las poltronas.
España está podrida de una peste: de esa endogamia mafiosa que ha formado castas de corruptos seculares en todos los estamentos del estado.
No hay más que ver el historial del nuevo buitre juez.
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