Me da paz que los animales vuelen tan alto o caminen como siempre; libres del concepto del tiempo y fechas humanas.
Observar a un ser vivo libre es lo más hermoso para el ánimo, y también lo más triste. Es la confirmación de que naciste presa del tiempo humano y jamás escaparás de él.
La fotografía puede ser triste, se debe ser cuidadoso con lo que retratas porque es prueba irrefutable de lo que eres. ¡Mierda!
El mal está hecho.
Feliz vuelo, águila, desde aquí abajo, desde otro ridículo “año nuevo”.
¡Bye!
Hasta nunca…
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