¿Existen los seres queridos? ¿O simplemente son necesarios y útiles?
Porque la humana mezquindad con su espantosa hipocresía auto sugestionable ve amor y cariño donde hay cobardía necesidad y soledad.
De haber existido Jesucristo, se hubiera azotado y crucificado él solito antes de hacer ningún truco de convertir una cebolla en jamón ibérico de bellota.
La bondad, felicidad y dicha se encuentran en lo más profundo del marisco.
El amor es eso que se chupa de los dedos.
Y la dignidad esa cáscara que se desecha.
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