lunes, 14 de diciembre de 2020

La bofia española y su amado toque de queda


El nuevo y normal fascismo español del coronavirus prosigue incansable e incombustible con la represión y la privación de la libertad de todo aquel ciudadano que no sea adepto al régimen o militante de los partidos que han dinamitado la democracia española. Tal y como ocurría en aquellos añorados tiempos franquistas que han conseguido resucitar con precisión quirúrgica.

Los nuevos serenos y la bofia, prosiguen su estricto y exhaustivo robo de cualquier tipo de libertad como ya hizo Franco con sus noches negras y sus días grises. Apostados con hostilidad en sus controles o bien, patrullando en busca del criminal que se salte el toque de queda o no lleve bien colocado el bozal en el hocico.

Por supuesto, los represores gozan de total libertad: presidentes, ministros y sus allegados, militantes de los partidos autores del golpe de estado y sus allegados, funcionarios y sus allegados, militares y sus allegados y confidentes o chivatos y sus allegados; que para eso se ha cometido un golpe de estado, para que gocen de la libertad que han estafado y robado a otros.

La represión y encarcelamiento de la ciudadanía es el único trabajo que han sabido realizar con diligencia y sin error desde que surgió el timo del coronavirus, su prisión, sus mascarillas y ahora sus vacunas.

Cabe la esperanza de que una vez los caudillos españoles y sus caciques autonómicos hayan conseguido el botín que les depara la Unión Europea, relajen su fascismo; pero es una ilusión, proseguirán con la extorsión de la libertad con alguna otra invención; al menos durante cuarenta años más, que es lo que tardarán en salvar la vida de sus españoles-borregos-votantes.

Por lo demás, España sigue anclada en el tercer mundo africano, a menos que algún país asiático nos invada y así salvarnos, al menos, de la miseria y de la vergüenza de repetir la misma mierda de dictadura del siglo pasado.

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