lunes, 28 de diciembre de 2020

Hoy no es el día de los inocentes


En España y sus particiones taifas no hay inocentes, solo oscuridad y feroz y ferviente represión.

Cobardía y estafa.

La bofia velando por la imposición y la eternidad de un franquismo resucitado con un resfriado.

La bofia apostada venenosa y peligrosamente en cruces de carreteras, patrullando ferozmente por la calles en busca de una multa o detención falsas que los mantenga en la cima de la cadena alimentaria de la carroña en la que han convertido la más mínima libertad. Si pudieran me sacarían ellos la polla para dictar el tiempo que me conceden para mear.

La bofia omnipresente patrullando las calles con nocturnidad tóxica, junto a sus colegas de especie las ratas; haciendo de las ciudades prisiones sin permisos carcelarios. Con sus lucecitas azules en los techos de sus coches grises que provocan vómito.

La bofia esperando excitada la caricia en el lomo y la galleta de sus amos fascistas y asesinos que no gobiernan, solo asfixian.

En España y sus taifas, no hay inocentes, solo enfermos, muertos, presos, negras noches y días grises como los uniformes de aquella bofia del siglo pasado que a tantos asesinó y encerró.

Hoy no es día de inocentes ni de bromas; es solo otro día de mierda más, esperando encarcelados, las doce vacunas venenosas de la nochevieja del coronavirus y la prisión de un nuevo y normal franquismo.

Hoy es el día de los gilipollas, como cualquier otro.

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