martes, 15 de diciembre de 2020

Cribado masivo veterinario


Hoy en mi pueblo es día de control veterinario, cribado masivo de rebaño, le llaman. Es normal, vivo en un medio rural eminentemente ganadero.

En principio, al ver todos aquellos animales tan bien formados y separados entre sí, como si fueran reclutas en el ejército, tan callados y con sus bozales perfectamente colocados en el hocico; pensé que sería una exposición de belleza ganadera de tantas que se hacen.

Según me he informado, cuando entra la res (oveja, vaca, cabra o cerdo) en la consulta del veterinario, le meten un palo de medio metro por los agujeros de las napias hasta llegar al cerebro y luego se la meten en la boca hasta las cuerdas vocales mismas. Las cabezas de ganado salían con los ojos llorosos; pero felices. Como esos abducidos por extraterrestres que en los 80 y 90 trotaban hacia sus casas más felices que mierda en bote arrastrando la sonda anal que les habían metido, como una antena de FM.

Luego, cuando los dejaban salir tras el cribado masivo, creaban pequeños rebaños en los cuales cada oveja o cerdo, guardaba una distancia aproximada de cinco o seis metros mientras balaban y gruñían sus experiencias.

Da gusto como ha vuelto la normalidad a mi pueblo después de tantos aplausos y alegrías durante meses.

Y es que si algo es gratis, todas las reses se apuntan; cualquier cosa les va bien e incluso la exigen si es muy, muy barata o gratis.

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