lunes, 23 de agosto de 2021

Jade Negro: un poco colocada


–¿Qué te sorprende, Jade?

–Nada, solo me callo.

–No me lo creo, tú nunca harías algo así.

–Eso tampoco es cierto, si estás haciendo una mamada no puedes hablar.

–Está bien, suéltalo de una vez.

–Estoy caliente.

–Siempre, como yo. ¿Y qué más?

–Pues follemos y dejemos de hablar.

–Primero quiero saber qué callas, ya me has liado.

–Anoche me hice amiga de una bollera y después de hacernos unas tijeras en su casa, me entró hambre y le desgarré el cuello. Y me he dejado en la mesita de la cama el monedero con mis tarjetas y carnet de identidad…

– Pues sí que lo pasaste bien para olvidarte algo tan importante.

–Estuvo bien; pero como se colocó con unos cuantos ácidos en el pub, al tragarme parte de su sangre me he colocado.

–¡Vamos! Te acompaño a su casa y recuperas tus cosas antes de que la policía se entere. Y a la vuelta paramos a beber algo y tomar unas tapas.

–¿De verdad no te importa cuando mato a un humano?

–Solo me preocupa que algo salga mal para ti, Jade.

–Te quiero, Ico.

–Y yo más, Jade. Tanto, que serás tú la que cierre la tapa de mi ataúd.

–¡Oh, qué romántico, cabrón! Escritor tenías que ser.

–Bueno… También me gusta que te hayas olvidado las bragas. Tu culo es más suave al tacto.

–Ico… Dime que de verdad me quieres, estos tripis me están dando un poco de bajón.

–Claro que te quiero mucho, muñeca de culo respingón. Salgamos a tomar el aire.

–¡Estás loco! Te voy a comer.

–¡Bah! Tienes mejoras cosas que comer que mi carne añoja; pero vigila los condimentos.

–Ico…

–Dime y levántate ya, cotorra.

–¿Quieres ver como meo en la calle y me haces una foto de frente?

–No me hagas reír, lobita putita.


No hay comentarios: