Seguramente algún antepasado de Biden nació en la península ibérica y le ha salido la vena fascista.
Y por ese gen recesivo ha empezado a sentirse nazi de una forma progresiva; pero sin pausa.
Lo malo, ya te digo, no es el coronavirus, es el fascismo que les sale hasta por las orejas como un cerumen rancio a los que están en el poder en un momento tan oportuno para que ocurra (transformarse en fascistas con el coronavirus, como los hombres lobos en luna llena).
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