De ahí la tontería que hacen algunos de chupar la mina del lápiz antes de escribir, algo intuían dichos cabestros, no sabían el qué; pero su pequeño cerebro de reptil lo aconsejaba.
Se va a hacer muy popular el lápiz de nuevo.
Además, como de las orejas llevan colgado un bozal, el lápiz allí situado también, les hará parecer carpinteros o albañiles aportando exotismo a la mediocridad fascista.
Ahora podrían incorporar el celebrado test en los billetes moneda para que cuando los cuenten (tengan pocos o solo uno) tener la seguridad de que están o no infectados de lacovid. Y lo mismo en los documentos de papel, periódicos y libros, porque es muy frecuente que se lleven el dedo a la lengua para pasar páginas.
Es como si algunos, aún estuvieran traumados con el chupete, o tal vez nunca tuvieron semejante artilugio.
Todo sea por el control exhaustivo de las reses humanas.
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