Una vez se han aprendido unas cuantas palabras raras (cuando se han dado cuenta de que los emoticonos no acaban de concretar sus simples ideas), pseudo-científicas, o simplemente inusuales, ya están preparados para escalar puestos en la sociedad, tanto en la índole laboral como en la político-religiosa-militar (sobre todo esta última).
Y es que no hay tiempo de enseñar al ignorante (es sabido que a todos los tontos se les aparece la virgen de forma sorpresiva). La injusta suerte que gozan es como el horizonte de eventos de un agujero negro, no hay marcha atrás y se traga la poca inteligencia que tenían en cuanto toman posesión de sus cargos, quedando solo un azar injusto con los que tienen algo de ética y cierta cultura de lectura.
Y es sabido que entre idiotas se besan el culo.
Seguirán teniendo toda la suerte del mundo silabeando con indecisión y soltando sus ignorancias en muchas conferencias, como es el caso de los presidentes eméritos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario