martes, 22 de diciembre de 2015

Elecciones democráticas


(Han pasado dos días y sigue siendo insoportable escuchar constantemente hablar de ellas)
En verdad, no son democráticas, son simplemente populacheras. Algo que distrae a la manada y le hace creer que participan en algo importante.
Porque vota hasta el que va con la jeringuilla clavada aún en la vena o el que su aliento apesta a licor o cerveza ya rancia. No jodas...
Como siempre, el resultado  de las elecciones, es que han ganado casi todos. Los que han perdido han sido poquísimos. Es un aire fresco de optimismo que no me contagia hasta el punto de sentirme mínimamente identificado con sus alegrías inmaduras. No me ponen en absoluto nervioso con sus brindis y saltitos.
Especialmente emotivo me ha parecido el discurso del nuevo mesías de "Jodemos", que al final, ha quedado en tercer lugar.
Y se ha confundido, porque hablaba como si fuera el presidente de toda Europa, alguien debería decirle que no va a ser coronado césar.
Siempre hay alguien que da la nota graciosa.
Porque otros ganadores y perdedores, han desarrollado su más absoluta y aburrida mediocridad. Nada nuevo bajo el sol.
Menos mal que no he perdido el tiempo votando.
Saber que mi voto no ha servido para ser contabilizado junto con el de los lerdos, me da tranquilidad.
Y mira que bien, que estas navidades, en lugar de uno, habrán nacido dos salvadores.
Aleluya...
Estoy "fragmentado" (no he podido resistir la tentación de usar el nuevo adjetivo que se ha puesto de moda).

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