Se gestionan con más o menos eficiencia el amor y la ternura. Se exalta el paternalismo.
Y a la ira se la trata como algo a erradicar de los cerebros primates o humanos.
Eso es castrar el pensamiento de la pasión.
Porque hay cosas que deben amarse y otras odiarse .
Sin ira solo queda apatía, amores sin sangre, pálidos, anémicos.
La cobardía es la indignidad más humillante.
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