Hoy mi presencia ocupa un espacio vasto que se extiende hasta donde mi imaginación dicta. Y dicta que se extienda hasta la tuya, que se funda en la tuya. Algo inusual, tienes razón.
Ocupo tu espacio realmente. Lo intento...
Lo inusual es que se convierta en algo cada vez más frecuente, más trascendente.
Algo por lo que sonreír un poco triste con un cigarrillo colgado de los labios.
Huele mi piel a melancolías y sueños; improbabilidades... A tabaco, a chocolate y café, dulces y masa de hojaldre horneándose. Y tal vez un poco de humedad de la lluvia que te desprotege un poco el alma.
También es maravillosamente inusual, te creo.
Disculpa que te conteste dormida; pero estas inusualidades se precisan contestar en la difusa frontera del sueño y el cansancio de la vigilia, para que sean más íntimas.
No quería despertarte para decírtelo al oído como una confidencia. No es por torpe timidez, es porque dormida te llego más profundamente, de algún modo lo sé.
No es una banalidad, créeme también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario