Tengo urgencia por llegar no sé a donde, no sé cuando, no sé como.
El mundo no es grande, no es enorme; solo hay unos pocos sitios donde ir.
Y un solo sitio del que marchar. Parece tonto decirlo, pero es vehemencia.
Cuando queda poco de vida, cualquier disyuntiva es traumática.
Y uno se plantea si hay tiempo, si será cadáver al aterrizar. O si cuando el tren abra sus puertas en la estación, el viajero continúe dormido.
Más adelante verán que está muerto.
Es normal esta neurosis cuando hay ilusión. Los sueños llevan una subfrecuencia de miedo a la decepción.
Ying y Yang de mierda... El karma es aburrido.
Menos mal que mi mente es oscura, sería decepcionante morir sin saber.
La inocencia se desintegró hace mucho, si alguna vez la tuve.
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