miércoles, 28 de enero de 2015

Arpía urbana


Arpía de la ciénaga urbana, clávame tus sucias garras de miseria y aceite quemado de coches ruinosos.
Desgárrame el pecho y el vientre.
Y más abajo, si quieres. Estoy cansado.
Inféctame de la misma porquería que a ti te deja dormir tan profundamente sin que el aroma de tu podredumbre te robe el descanso.
Que mis ojos se hagan negros para evitar la sucia luz en la que flota el polvo y pieles quemadas.
Vacía mi cerebro como lo está el tuyo.
Una mutación o una maldición por una noche de descanso... Es buen negocio, Arpía de la ciénaga urbana, puedes desgarrar lo que quieras de mí.
Si tuviera alma, te la daría.

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