¿Cómo no recordar a las mascotas de los amos tarados, grandes bozaleros y estrictos cumplidores de los decretos del nazismo del coronavirus?
Hay que recordar que todos aquellos mezquinos que vistieron bozal con fe fanática quisieron hacer también de sus mascotas lo mierda que ellos son.
Pobres animales… Deberían sacrificar a sus dueños y darles libertad y así una respiración decente.
La cobardía de una sociedad decadente y cercana a la extinción no conoce límites ni vergüenza.
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