Porque resulta, que para evitar que unos pocos cobardicas llorones sean bromeados, dictará el Caudillo un decreto de prisión (confinamiento, como le gusta de llamar) para toda la población hasta que consigan erradicar las bromas y a sus bromistas.
Mientras tanto, los llorones ya pueden ir a chuparse el dedito a casa.
Tan grandes y tan tontos… No jodas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario