Ansiosos por mutilar y mutilarse, y es que no hay nada peor en el mundo que retrasar el corte de la polla.
Indígenas fanáticos y sus rituales supersticiosos…
Y además, de dos en dos con todo ese ademán de histérico dolor.
Parafraseando a Astérix: están locos estos filipinos (lo que se dice, tontos del culo).
Debe ser aquello de que sarna con gusto no pica, aunque mortifica.
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