Parece ser que el fascismo italiano quiere competir en hijoputería contra el estado penitenciario fascista español. Y así castiga a la subdirectora por tener inteligencia, criterio y no doblarse al neofascismo del coronavirus (en el caso de que no sea una de esas mentiras ejemplarizantes que se inventa la prensa colaboradora con el neofascismo de la pandemia).
Alguien como la subdirectora italiana es algo impensable en la España Cabestra y Obediente.
“Según ella”, recalca la prensa española fascista. Según cualquiera que se precie de tener un mínimo de cerebro, es un atropello y una extorsión la obligación de llevar un brazalete nazi e inyectarse lo que uno no quiere.
Las democracias apestan a pura mierda en Europa.
Una mujer con más cojones que cualquiera. ¡Bravíssimo!
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