miércoles, 7 de abril de 2021

Teofanía con bozal

 


De pronto padecí una teofanía, Jesucristo se apareció ante mí con un bozal en el hocico y preguntome:

–¿Tienes vinagre para mojar mis resecos labios? Estoy sediento.

De verdad que es tonto, tonto del culo.

–¡Claro, hombre! ¿Lo quieres sorber por la nariz o te lo inyecto en la vena? No me des por culo tú también, coño. Lárgate y dile al todopoderoso de tu padre, que le voy a partir la cara –le respondí con afabilidad.

Entonces elevó sus manos ante mí, mostrándome las palmas y sangró por sus estigmas.

¡Qué embarazoso!

Un poco asqueado le pregunté.

–¿Eres transformer? ¿Menstruas y algo salió mal con la operación y sus hormonas?

Y apagué el cigarrillo en su bozal.

Quiso decir algo, pero no le hice caso.

–¿Quién soy? –le pregunté con aire divertido.

No respondía, así que se lo dije:

–La cochina reencarnación de Vlad Tepes. No te enteras de nada ¿eh, nazareno sediento? Y quítate la mascarilla, so lerdo. ¿O también te vas a contagiar como estos monos?

Jesucristo no acierta ni por casualidad, lleva ya setecientas ochenta y tres resurrecciones y ni con bozal sabe pasar desapercibido, no me extraña que su padre lo haga bajar tan a menudo, para que aprenda de una vez. Que ya es mayorcito el andoba.

Tengo prisa, voy a empalar a mi madre y violar a mi hija.

Bye, lelos.

No hay comentarios: