Las cosas muertas no siempre nacieron muertas.
Incluso las hay que aún respiran. Aunque no sé porque.
Y ellas tampoco.
Son tiempos difíciles, tan extraños y sin embargo, tan previsibles.
No sé si he perdido la capacidad de sorprenderme o es que ya lo sé todo. Temo que sea lo último porque no hay cura para la sabiduría.
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