jueves, 15 de abril de 2021

El agobio del fascismo, o la vacuna y su trombo


Si se ha desmayado después de haber “recibido” la vacuna, no se sabrá jamás.

Es más, si hubiera sido así, antes la acusarán de ser cocainómana y el desmayo el lógico efecto de una sobredosis.

Tal vez, al suspender la “inofensiva” vacuna, alguien de la Europa fascista, con un pequeño dron dotado de una mini cerbatana de aire comprimido, le ha lanzado un casi invisible dardo envenenado en el culo.

Tal desmayo podría ser también por causa de la gran presión del fascismo, ya que la mentira y el acoso desgasta mucho el cerebro por las continuas contradicciones que ha de gestionar: en un rincón del cerebro se han de contener todas esas mentiras, en el otro la realidad y en otro más toda la corrupción; es algo insano tener que mantener toda esa bajeza a raya. Y si no se esforzaran en ese control, nunca sabrían si van a cagar o a mear por la confusión que padecerían.

Sea como sea, mejor para su salud que no haya sido por la vacuna, porque la lotería no toca; pero con los trombos de la vacuna, es fácil llevarse el gordo, el segundo y el tercer premio con un solo boleto; por mucho que mientan de la venenosidad de la aspirina y el paracetamol.

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