lunes, 26 de abril de 2021

No es batalla es evangelización


En ningún fascismo, y mucho menos en la nueva y normal dictadura española del coronavirus, existe debate o batalla.

Todo fascismo es un secta. Y las sectas no debaten, no contrastan ideas; su papel es puramente evangelizador, forzar a creer el dogma independientemente de la verdad o la mentira. Así que si hay machos y hembras, el fascismo creó a los “raros” para tener votos que justificaran con pacifismo su asesino golpe de estado a las libertades, con la entretenida feria de los monstruos para contentar y enternecer a la cobarde población ya genéticamente degradada.

Los nuevos misioneros fascistas son tan malsanos y genocidas como los que vivieron asesinando, esclavizando y masacrando en cualquier otro tiempo.

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