miércoles, 14 de abril de 2021

El lema fascista de los efectos adversos de las vacunas del coronavirus


En España alguien grita: ¡Fuego! y los cabestros ponen sus orejas tiesas, unos entienden: “¡Mascarillas gratis!” y el resto: “¡Vacunas!”.

Aprovechando el tirón de la ignorancia y la cobardía generalizadas por el Nuevo y Normal Fascismo Español del Coronavirus, en estrecha colaboración con la prensa prostituida o sobornada por el régimen, han conseguido mediante sus habituales bulos, fijar en el imaginario popular de la cobarde población un importante latiguillo surgido de esa gran campaña de publicidad del fascismo (chino-comunista más exactamente), pro-vacuna de la trombosis contra el coronavirus.

Si por un casual cruzas alguna palabra con cualquiera de los idiotas elegido al azar entre los millones que hay en el territorio español y sus taifas; y afirmas: “Yo no me pongo la puta vacuna para que se me haga un trombo en la punta del nabo”. El idiota te responderá con una velocidad increíble con el lema publicitario doctrinal del fascismo español nuevo y normal, con voz estúpida a través del bozal: “Pues los medicamentos que tienes en tu casa, tienen efectos secundarios más graves, como la aspirina” (sic). Acto seguido esperará una caricia en la cabeza de su amo fascista, que no llegará; porque el gobierno fascista solo decreta prisión, acoso y ruina; no caricias ni ayudas de los fondos europeos (a pesar de que es obvio, los cabestros en su ignorante inocencia, siempre esperan una recompensa por ser mansos y obedientes).

Al escuchar el memorizado dogma doctrinal del fascismo, es normal que te lleves la mano al sobaco buscando una pistola que no tienes para descerrajarle un tiro en la cabeza. Y acto seguido te sumes en la profunda tristeza de que te encuentras en un territorio tan fascista, que jamás permitirán que puedas comprar un arma de fuego para defenderte de tanto estúpido asfixiante.

Es talmente, como si los subnormales cotizaran en bolsa compitiendo dramáticamente con Amazon.

Yo como no hablo con imbéciles no he tenido que soportar que me soltaran el nuevo y normal dogma fascista español, pero sé que se prodiga entre los cabestros con bozal como saludo de buenos días o para pedir el pan en la mesa.

Hay generaciones y generaciones y generaciones y generaciones que jamás deberían haber nacido por un bien del futuro genético de la humanidad.

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