miércoles, 31 de marzo de 2021

El bozal y la prisión nocturna del fascismo son veneno


Es que no se enteran de una mierda.

Yo los veo cada día; a los cobardes caminar, correr e ir en bici con bozal por la montaña y el campo.

Es una sociedad tan decadente y por tanto tan cobarde, que se han aferrado a las consignas de sus amos fascistas y se han calzado en tropel y sin escrúpulo alguno el bozal en el hocico con absoluta ignorancia del coste de salud que conlleva. Todo, absolutamente todo el mundo, camina con el culo prieto y corrigiendo neuróticamente la posición del bozal en su hocico. Es vergonzosa la cobardía, pero yo no puedo parar de reír.

El virus no se ha hecho más fuerte, los cagones y cagonas que no se quitan en todo el día su bozal, han empobrecido su sistema inmunológico y debilitado los pulmones al respirar continuamente su propio aire viciado y pobre a través de ese bozal.

Y por otra parte, han dejado de suministrar a los pulmones el grado de humedad necesario y los antibióticos, vitaminas y anticuerpos de los que está formado el aire respirable. Porque deberían saber todos los niños en el colegio y los idiotas de sus padres, que el aire no está formado solo por gases, imbéciles.

Si les hubieran dicho que colgándose de la nariz un trozo de excremento, evitarían el coronavirus, llevarían mierda columpiándose de sus narices muy dignos ellos, como muy dignos y seguros se sienten con su perfil de perro enmascarillado.

Cuando pasen los años, otras gentes ajenas a esto, se preguntarán como pudo ser la chusma tan imbécil; de la misma forma que ahora tenemos claro y una demostración en vivo, de como un subnormal como Hitler pudo ser democráticamente elegido presidente.

Y por ello, el nuevo y normal fascismo español del coronavirus, debería ser juzgado por genocidio, si no fuera porque todos los países se han globalizado (no hay jueces honestos si alguna vez los hubo) para imponer la dictadura del miedo, la estafa, la ruina y la sumisión haciendo débil y cobarde a una población que, durante años se han preocupado además, de hacerla absolutamente ignorante y de una cobardía que podría ser incluso, supersticiosa.

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