De verdad que existen las diosas, que además de estar rebuenas, sueltan sus gracias con un desinhibido desparpajo y naturalidad que supera al de cualquier patán macho con creces.
Joder con la Villacís, su cuerpo y su lengua; es absolutamente lamible (carita sonriente y carita de ojos con corazones).
Aun así, es recomendable prudencia, los políticos, machos o bellas hembras, suelen ser venenosos.
Como diría Regan, la niña poseída en El Exorcista: Desconfía del cura.
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