Escribo con la punta del alma intentando dar precisión y claridad a las letras con esta emoción inquieta, agresiva e hiriente de amor y odio.
Precisión y claridad para codificar mi alma, o lo que sea ese vapor en mi cráneo.
Es agotador hacerse entender con tanta pasión, sea alta o baja.
Las ideas, una vez las has escrito y adquieren tridimensionalidad; no hay solución. No es posible arrepentirte ni evadirte de lo que eres.
Has atisbado en tu pensamiento y lo que has sacado en claro, será una certeza con la que tendrás que cargar el resto de tu vida, por muy poca memoria de la que alardees tener.
Un tullido con un dolor del carajo escribiendo rarezas, no es precisamente lo que deseaba ser. O tal vez sí, soy retorcido como una vid bicentenaria.
Y aun así ser amado en su pensamiento, resulta cuanto menos desconcertante, está tan lejos…
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