sábado, 30 de enero de 2021

Lo que te hace más fuerte y un poco de agua


Me gustan las frases hechas de marcado carácter adrenalínico, en las pelis hay cientos de ellas. Suele ocurrir que una sola frase vale más que las casi dos horas que duran algunos ladrillos de películas.

Una de las buenas es: Lo que no te mata te hace más fuerte.

Dejando de lado la plasticidad, sonoridad y su impactante mensaje, miente.

Cuando sobrevives a algo realmente malo se debe a que, o eres afortunado, o eres fuerte. O las dos cosas para esos privilegiados o prodigios de mierda.

La realidad es que cuando consigues superar algo terrible, sales más débil de la lucha. Y con toda probabilidad con secuelas o tullido.

Ojalá fuera así, salir fortalecido.

Pero sales tocado como un viejo boxeador.

Cuanto más ha dolido, más has luchado y sufrido. Y el desgaste no es fortaleza.

Además, hay un coste añadido: conocer el dolor tiene el precio del miedo y la insensibilidad.

Miedo a sufrirlo de nuevo.

Y te insensibilizas a ti mismo a otros pequeños dolores que pueden degenerar en graves. O a las penurias ajenas porque ya has pagado tu puta cuota de enfermedad o dolor y no necesitas ni quieres o interesa el de nadie. Ni siquiera lo tienes en consideración.

Por otra parte, nadie puede ayudar a nadie cuando algo duele, a menos que te regale una dosis de un potente narcótico.

Pero es romántico afirmar que más fuerte te haces cuando más duele vivir.

¿Más fuerte, cabrón? ¿Y qué te crees que era yo para sobrevivir a esta mierda? Durante mucho tiempo fui el puto dios luchando contra el mal infatigablemente.

Pinches ánimos…

Te lo agradezco; pero no te lo creas. Debería ser una frase exclusivamente para uso infantil o para adultos con problemas de coordinación y entendimiento.

Hay otro aforismo de esos que te mortifican como esa puta mosca que no te deja tranquilo durante un largo trecho de una caminata: nunca digas de esa agua no beberé.

Pues lo digo.

Beberé lo que me dé la gana y eso incluye no beber lo que no quiero.

Aunque me joda. Si existiera el elixir de la vida eterna, no lo bebería para no parecerme a la mediocre chusma, aunque estuviera a punto de morir.

Te digo yo que de ese agua no beberé, por mis cojones. Aunque me joda.

Que alguien tenga problemas de indecisión y temor, es exclusivamente su pedo (en este caso, problema en mexicano).

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