Están acabados como seres humanos, no hay forma de que entiendan la vida sin un libro o consejo de auto ayuda, sin una norma o ley. Sin un decreto.
Hay asaz de ellos, de los que necesitan el precepto escrito o el protocolo para actuar. Los pocos que existen con un pensamiento libre y autónomo (tres o cuatro por cada cuarto de millón de reses) se reparten en dos que se dedican al robo, estafa y/o política, y el que queda es de alguna forma artista o simplemente, una persona decente.
Qué mierda de dependencia.
Ahí, en esa dependencia radica el popular éxito de los grandes tiranos fascistas o comunistas; de las dictaduras en general (hayan surgido de una votación como Hitler o de una golpe de estado como Franco): liberan a la chusma de intuir, pensar y actuar de modo propio sabiendo que tienen entre manos a un rebaño quejumbroso y manso de cerebro básico, meramente funcional para la nutrición y la reproducción ganadera.
Y cuanto más "cultos" e integrados en su sociedad de mierda, más necesitan las reses la norma escrita y una buena vara a la que no le tiemble la mano para que los guíe.
Luego, cuando muere su tirano lloran y se deprimen. Y no saben que hacer con la libertad.
Uno de los viejos ejemplos, aunque sea en forma de cuento, es el de Moisés bajando la montaña con sus tablas de piedra grabadas con los diez mandamientos. A partir de ahí, la imbecilidad se convirtió en virtud.
Son salmos de la experiencia.
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