miércoles, 27 de julio de 2022

La paranoia de la bandera arcoíris

(O Alguien voló sobre el nido del cuco queer. Madavillozo)


Yo no veo mal que cada cual muestre (y se masturbe con) la simbología que mejor le identifica y con la que se siente más a gusto. Es más, creo que es una amabilidad que te informa y te avisa para que no digas cosas inconvenientes en un lugar inconveniente con gente inconveniente para ti y tú para ellos. Es lo que se conoce con el eufemismo de corrección político-social.

O sea, que te hace más fácil ser hipócrita que es de lo que se trata en sociedad.

Vox también está deseando extender su iconografía por la península ibérica, todas las bestias luchan por su lugar en la tierra. Nadie está libre de parafilias.

Lo que sí es llamativo, como la banderita arcoíris, es que el partido que gobierna el Estado Penitenciario Fascista Español, sea tan arcoíris. Al parecer lo son todos, desde el Caudillo, pasando por Marla (y no me refiero a la puta de El Cuervo) y otras cosas hasta llegar al peldaño más bajo de la cadena trófica de la dictadura decretada con el coronavirus.

Y más llamativo aún es que un político, política o polítique se meta las órdenes judiciales o avales de un juez por el culo y ese juez colabore en semejante performance lamiéndole los genitales.

Si yo no hago caso al puto juez me meten en el trullo de por vida, me arruinan, me roban el reloj, me ponen el culo como un bebedero de patos en un potro  y se follan a mi hijo.

Por lo demás, si eres español es lógico lo de la bandera española, como los estadounidenses que tienen colgada la suya hasta en los cagaderos de sus casas. Si eres ucraniense, pues dale duro a la bandera ucraniense. Si eres ambiguo sexual, te colocas el arcoíris y te lo pintas en la ropa interior y en las nalgas…. Y así hasta el infinito con todas las banderitas.

À moi las banderas me dan alergia, en serio, me arden los pies cuando piso una. Y con los himnos igual en las orejas.

No soy de patriotismos fanáticos o facilones; pero conozco a la humanidad y sé como funciona su cerebro por muy deficiente que sea en cualquiera de sus periodos históricos.

Y hablando de deficiencias, este panfleto propagandístico del régimen, se extiende mucho y además, mostrando la joya de la corona arcoíris como muestra monumental del arte más puro de la ambigüedad sexual (que de ambigüedad nada, porque es bastante clara, festiva, jocosa y definida) o las distintas castas sexuales: el edificio de Correos de Madrid, lo más precioso que ha visto jamás el ser humano, raza española.

No me ha salido de la polla copiar las fotos porque es una pesadilla cada una de ellas. Tal edificio parece la sede de una secta destructiva como la de la película Midsommar. Los buzones arcoíris, la fachada arcoíris, los marcos de las ventanas arcoíris, las persianas arcoíris, la iluminación arcoíris. Seguro que los seres que pululan por las instalaciones visten color arcoíris… Falta tan solo un caminito demente de baldosas amarillas hacia las ventanillas. Y que además se mueva como en Midsommar los pollos asados en el banquete.

La película El Muro de Pink Floyd es mucho más sana para la mente, mucho menos tóxica. Y más barata que la decoración que habrá costado el disfraz o remodelación de dicho edificio.

Todo el colorido parece sacado de la mente podrida y desquiciada del Sombrerero Loco.

No sé que ocurrirá dentro de Correos de Madrid ni que harán todo el día sus pobladores; pero no puede ser nada bueno. Seguro que al igual que en Midsommar, los viejos se lanzan al vacío desde un kilómetro de altura para romperse la cabeza o las piernas empotrarlas en los intestinos contra unas rocas dedicadas a tal fin. Y así, si no mueren, los matan los de abajo a martillazos. Si yo viviera en Madrid, me buscaría una delegación de Correos muy lejana a ésta, aunque tuviera que desplazarme a los Emiratos Árabes para enviar una postal a Valladolid, a una puta que conozco y lo hace tirado de precio.

Es tan absolutamente paranoico, tan infantiloidemente perturbador, tan peligroso ese Correos endemoniado y alucinógeno…

Sin darte cuenta acabas pensando: ¿Y para qué cojones se sacrificó Jesucristo si hubiera existido? ¿Para que la humanidad llegara bailar y gozar en este templo de pesadilla? Ríete tú de los judíos perturbados y adoratrices del vellocino de oro de aquella leyenda larga y mal contada.

Corto y cierro que me duele la cabeza un huevo.

¡Bye!

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