domingo, 26 de abril de 2015

Un ramo y un distraído divagar


Pudieran ser flores celebrando que alguien nació en ese mismo punto de la carretera, o se casó, o fue abducido y da gracias a los extraterrestres por aquella maravillosa sonda anal que cambió su vida y su orientación sexual para siempre.
Podría ser.
O podría ser que alguien muriera en ese cruce y otro alguien no pudiera olvidarlo.
Yo digo que son para un muerto. Soy sagaz.
Porque o son de plástico o alguien las cambia cuando se pudren.
Siempre están hermosas y reflejan el color del cielo, les sienta bien la muerte.
¿Y si es un aviso?: "A partir de este punto, el camino es muerte, toma una rosa, te hará falta".
Ya he cruzado ese punto tantas veces, que no sé porque estoy vivo.
O creo estarlo.
Cuando paso a su lado, hago como que no miro, a ver si el fantasma se manifiesta.
Dicen que son tímidos.
Es estúpido... ¿Para qué haría eso un fantasma? Hay sitios mejores donde flotar, yo los busco a pesar de estar pegado a la tierra.
Si fuera un vapor, no estaría ahí mirando las flores de mi muerte.
El fantasma se fue, tengo fe en el buen criterio de los ectoplasmas. No creo que sepa que hay un ramo donde murió.
Ni se acuerda de los vivos que lloran.
Y menos de los que ríen.
Ni de sí mismo.
Memento mori (recuerda que has de morir).
Tiene razón, se me olvida cuando pienso distraído en la muerte.


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