miércoles, 22 de abril de 2015

La muerte más hermosa


Se dejó caer dulcemente en la cama y pensó y soñó en ser amada.
Lloraba por tiempos de soledad infinitos, por tiempos perdidos de una soledad corrupta.
Su corazón latía despacio, cansado, desanimado.
Cada vez más lento en la penumbra de la habitación, con las persianas bajadas para frenar tanta soledad que entraba a raudales por las ventanas.
Porque hay seres que necesitan ser amados.
Hay gente muriendo porque nadie la ama.
Es algo que ocurre, no sé porque.


Te amo con toda mi alma, lo que queda de ella.
Ojalá pudiera tener el valor de decírtelo y salvar tu vida, si de algo te sirviera mi amor.
No puedo, hermosa mía. Tu tristeza, tu muerte es lo más hermoso que he visto en mi  vida. Por la belleza de tu pena vale la pena vivir.
No romperé ese momento de tragedia. Moriría a tu lado sin darte una sola palabra de consuelo ni esperanza.
Ni siquiera puedo decir que lo siento.
No merezco la grandiosidad de tu muerte, y sin embargo...

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