domingo, 2 de enero de 2022

Una certeza absoluta, volverán los trenes borregueros

 

Tengo ya la absoluta certeza ante el comportamiento de la población española, de que sienten el mismo miedo desde que se decretó el coronavirus, y la misma devoción por su presidente que sintió el pueblo alemán hacia los judíos y su Hitler.

Y no puedo dejar de sentir un escalofrío cuando el nuevo y normal gobierno nazista español señale a un grupo social o racial como responsable de esa gripe. Porque el pueblo español exigirá a su presidente, en la calle y desde sus balcones y ventanas, una solución final que les salve la vida.

Entonces escucho como se aproximan, con el sonido de las viejas películas, aquellos trenes borregueros cargados de personas hacia los hornos crematorios. La solución final que clamó un pueblo, y ahora la vuelve a exigir.

Ojalá pudiera creer que es solo imaginación; pero he visto demasiada cobardía, demasiada mezquindad en poco más de veinte meses.

Ya es tarde para la piedad, todas las voces que claman son portadoras del brazalete de la pureza.

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