Es como si la Caciquería Catalana, ya totalmente descontrolada, hubiera entrado en una esquizofrénica euforia de violar la libertad de todo ser vivo.
Y es que en Cataluña, restricción es prisión, acoso y extorsión sin miramiento alguno.
Empieza a dar miedo.
¿Veremos policías disparando a gallinas que escapan de su cuarentena?
¿Las obligarán a llevar bozal y brazalete nazi?
Esto ha de escribirse y documentarse, podrían no entenderlo bien los futuros cabestros que queden vivos y capaces de leer en la Cataluña Penitenciaria.
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