lunes, 1 de diciembre de 2014

Qué suerte

Vamos a ver: si dos y dos son cuatro. ¿Por qué rechingaos a veces me salen cinco y otras tres? Las matemáticas no son lo que me enseñaron.
Eso y que si pongo una tienda de sombreros, nacen los niños sin cabeza.
Menos mal que los cigarrillos no fallan. Son matemáticos de verdad.

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