Como aquel de agosto de 1391 en el que, imitando al que realizaron los sevillanos dos meses antes, los barceloneses (inducidos por la aristocracia) asesinaron a más de trescientos judíos, tres mil personas fueron apaleadas y malheridas, las casas de la judería del Call saqueadas y se taponaron pozos y cisternas de agua con los cadáveres de los judíos. Todo en un solo día, el cinco de aquel mes y aquel año.
La aristocracia barcelonesa arruinada por una de tantas crisis planeó la extinción judía para quedarse con las posesiones y dinero de los judíos y recuperar su estatus de riqueza, y ante todo, indultarse a sí mismos de los préstamos que les debían a esos judíos. Así que a la miserable chusma barcelonesa, eminentemente subnormal como lo son todas, la adoctrinaron en que se trataba de acabar con todos los judíos por una cuestión religiosa. Y ya se sabe que a un subnormal le das una idea, y se aferra a ella porque es lo único que tiene dentro de su cráneo idiota.
Así es como se cometió un genocidio exprés, una limpieza étnica o pogromo (término más usado para la exterminación de judíos) en la entrañable Barcelona donde nací unos siglos más adelante.
Esto del hotel israelí parece el inicio de otro pogromo, tal vez el nuevo estado catalán necesite mucho dinero para sus infraestructuras y palacios para sus nuevos aristócratas.
Por ello, vuelven a señalar a los judíos como herejes sin corazón, para que los pacíficos barceloneses (gente de paz, of course) los odie y proceda a su extinción y así, los nuevos jerarcas catalanes quedarse con su dinero y posesiones (en nombre de la justicia y la paz en el mundo, por supuesto también).
Porque si algo tengo claro, es que la historia más podrida de la humanidad, como la relación de la chusma con sus amos (la historia que aún no ha sido corrompida por los Estados Nazis del Coronavirus, sobre todo el español que es una auténtica apisonadora venezolana-estaliniana de libertades), se repite en ciclos, en los que solo cambia el decorado; pero no la subnormalidad y criminalidad de una población gobernada por ambiciosos psicópatas hijos de la endogamia.
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