Suelo preguntarme mirando los videos gratuitos de los portales lujuriosos y autocomplacencia, si las mujeres que usan esas máquinas de pistón sexual goteante gritan de verdad o es que son buenas actrices. Porque con solo escuchar sus gritos es para correrse.
Y esa máquina sin piedad ganando velocidad, abriéndose paso con salvaje y mecánica lascivia… ¡Dios!
¡Chumba, chumba, chumba!
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