“El ser no sólo se toma en el sentido de sustancia, de cualidad, de cantidad, sino que hay también el ser en potencia y el ser en acto, el ser relativamente a la acción”.
Cometí un vanidoso acto de tenacidad y me propuse pues, en mi ánimo, leer todo el ladrillo que escribió Aristóteles.
Avanzaba en el libro y me sentía muy enfadado y aburrido “en cuanto a que la sustancia”, “en cuanto a que al ser”, “en cuanto a que la materia”, “en cuanto a que el género” y en cuanto a que Platón, no acertaba ni una según Aristóteles, el inexplicable para sí mismo. Que semejante bodrio haya pasado a la historia explica lo que hoy día tenemos que ver en la política, economía y religión: basura.
Como a continuación veréis, no soy el único que ha pensado que con párrafos (y cientos y cientos de páginas) como este que inicia esta reflexión, Aristóteles demostraba que estaba muy, muy, muy enfermo por algún accidente vascular en el cerebro o simplemente nació así.
Bertrand Russell en su libro Historia de la filosofía occidental fue absoluta y justamente cruel con la “lógica” aristotélica de mierda y llegó a decir en La perspectiva científica:
“Aristóteles ha sido una de las grandes desgracias de la raza humana”.
Estoy de acuerdo con el bueno de Rusell aunque la raza humana no se merezca nada mejor; porque Metafísica, peor no puede ser.
Y yo, cándido de mí, pensaba que tras leer El Castillo de Kafka, no podría tropezar con algo peor en mi vida…
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