No solo a los repartidores tratan como mierda, estos hijoputas de clientes/propietarios son viejos como la dictadura en España.
He conocido en la infancia y en la madurez a innumerables de estos vecinos muertos de hambre, que por ser propietarios de una madriguera se creen putos marqueses de mierda.
El hijoputa tipo de propietario/franquista/ejemplo de civismo tiene siempre las mismas pautas de comportamiento: observan con mirada mezquina y avara si la limpieza de la escalera y buzones es perfecta, puesto que los hijoputas pagan la derrama, incluso para que les chupen la polla. Padecen una psicosis permanente por ver quien pulsa el alumbrado de la escalera, porque los muertos de hambre propietarios de mierda, no quieren que el recibo de la comunidad suba tantísimo dinero. En lo del ascensor, llegan a límites de desear pegarles dos tiros en la cara y uno en la nuca por puercos: el gasto de electricidad del ascensor y su mantenimiento, les lleva a decir que los niños suban por las escaleras y que solo ellos, la puta de su mujer y sus hijos maricones sean los que utilicen el ascensor porque además son cuidadosos, más que nadie.
Esta raza de puercos comenzó a emerger en el franquismo, porque en todo país fascista, los habitantes se contagian de fascismo. Y ahora, con el nuevo resurgir de la dictadura en España (marzo 2020), han emergido con más fuerza para velar por su puto ascensor y su escalera piojosa.
Y son unos auténticos palurdos muertos de hambre, algo a lo que matar a patadas.
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