Leer sobre parásitos, su biología e historia no es tranquilizador, no es gratificante, es una sabiduría superflua; pero es morbosa, tanto como repugnante e inquietante.
Es algo así (menos aburrido) que leer la biografía de cualquier político elegido al azar; que también te pondrá los pelos de punta a pesar de conocer su biología tan bien.
Al menos, leer de los parásitos naturales me ha enseñado cosas que no sabía.
Y enseguida, de una forma instintiva (si tu cerebro es útil), hallarás las más sórdidas metáforas entre parasitismo natural y la actual vida en sociedad.
Cuando leo de bichos, insectos y parásitos me entran picores en la piel y en la cabeza.
Pero cuando leo las noticias de prensa, solo me quejo de prurito en los cojones, no me pica nada más.
En definitiva, ver porno es mucho más gratificante; incluso más que leer a Aristóteles por mucho que digan y ensalcen a semejante filósofo. Es un auténtico ladrillo.
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