martes, 22 de junio de 2021

Otra burda maniobra de distracción sin elegancia

 


El Caudillo tiene una fe absoluta en la imbecilidad de los votantes, y será por una cuestión de azar por la que tiene razón; porque de inteligencia, nasti de plasti.

Los indultos no llegarán jamás a la gente necesitada, a los que han sido multados y encarcelados sin ninguna razón, por el capricho de los jueces o de los mismos políticos.

Solo indultan a los que son de los suyos que es una forma de asentar la dictadura.

Por otra parte, es una medida de todo punto decorativa, como lo es dedicarse a regular con rigurosa autoridad, las buenas marchas de orgullos homosexuales y transexuales y otras cosas.

Cosas decorativas para desviar la atención de la gran pobreza a la que van a someter a los jubilados, que como en México, acabarán en las cajas de los supermercados embolsando los productos que han comprado los clientes a cambio de unos céntimos de limosna para poder sobrevivir.

Y tiene razón, la ciudadanía es absolutamente imbécil, incapaz de darse cuenta de que el problema no son las pensiones, sino la pornográfica nómina de ministros, diputados, consejeros y presidentes autonómicos que hay que pagar. Diputados por cuadriplicado, ministerios triplicados para nombrar a amigos. Presidentes triplicados. Diputados ausentes y cobrando. Funcionarios fantasmas… La corrupción es total.

Una dictatorial corrupción tan descarada como para cargar contra los pensionistas sin sentir sonrojo alguno ante la evidencia de la estafa. Porque nadie se pregunta ante tanto trabajo decorativo, que hay una ingente cantidad de sueldos pagados para nada, duplicados y triplicados en el gobierno. Y eso sale de los jornales de los pocos que ahora están trabajando de verdad.

Hasta los sindicatos lucen la misma imbecilidad, por lo que no cuestionan las nuevas leyes para arruinar la vejez del trabajador; pero además, los sindicatos son culpables de esa corrupción.

Y respecto al empresariado o rancia burguesía con complejo de aristocracia, la evidencia de su absoluta complicidad es tan obvia que dan ganas de masturbarse ante las páginas de economía de la prensa prostituida.

Se puede afirmar que no solo la población española es imbécil, sino que además, nunca tuvo retención en su cerebro para ver las cosas como realmente son, por ese analfabetismo funcional en el que han sido educadas decenas y decenas de generaciones tristes y cobardes.

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