Y ahora, al igual que la canción de lo malísimas que son las aspirinas y tan buenas la vacunas, la chusma debe memorizar otro nuevo dogma al ritmo de canción infantil, la del bozal. Estoy seguro de que todos los cabestros la han aprendido ya e incluso tatuado tras afeitarse el bello genital.
A mí me gustaba el Barrio Sésamo no adulterado y pirateado, el de antes. Antes de que el nuevo y normal fascismo español del coronavirus le pudriera toda gracia que pudiera tener.
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